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sábado, 4 de julio de 2009

Está claro que la ciudad de Salamanca durante el siglo XV, los nobles de ciudad, estaban enfrentados en dos Bandos, el Bando de Santo Tomé, agrupado en los alrededores de la Iglesia de Santo Tomé que estaba situada en la actual Plaza de Los Bandos y que ya no existe, y el Bando de San Benito, en la iglesia del mismo nombre, junto a la calle de La Compañía de Jesús, sucediéndose los hechos violentos que conmocionaban la ciudad.

Entre los territorios de los Bandos se creó una tierra de nadie, que corresponde a la Plaza del Corrillo, y que se llamaba por entonces del Corrillo de la Hierba, porque la hierba crecía al no ser pisado el suelo por nadie.

En la mediación entre ambos bandos y el posterior apaciguamiento, intervino activamente San Juan de Sahagún, siendo ésta una de las causas por las que fuera nombrado patrón de la ciudad. Las paces se negociaron en una casa de la calle de San Pablo, frente a la plaza que desde entonces, se llamó de la Concordia. Esta casa ya no existe pero se conserva su portada en un edificio de moderna construcción. En dicha portada existe una inscripción en latín que conmemora estos hechos.


MARIA LA BRAVA

Mujer en la historia y en la leyenda, apodada la Brava. Era hija de Hernán Pérez de Monroy, placentino, de la confianza del infante D. Fernando, tutor del rey y Gobernador del reino, y de Dña. Isabel de Almaraz, tuvieron cinco hijos, y ocho hijas, una de ella llamada María. Vivian en Plasencia en la casa de las dos Torres, esta fue construida por el Abad D. Nuño Pérez de Monroy, en un solar de la familia Monroy, en el siglo XV siendo de planta rectangular, aquí nació Dña. María.

Doña María la Brava, llamada en realidad María Rodríguez de Monroy, nació en el palacio de esta familia en la ciudad española de Plasencia (Cáceres), y vivió siempre en Salamanca. Contrajo matrimonio con Don Enrique Enríquez de Sevilla, “Señor de Villalva”, del que enviudo quedando con dos hijos, a los que llamaban los Enríquez, y una hija. Ella pertenecía al bando de Santo Tomé.

Perteneció a una familia importante que luchó en una guerra casi infinita por obtener la hegemonía absoluta de la ciudad de Salamanca, que vivía en constante tensión. Se encontraba en plena “guerra de los bandos, el de San Benito y el de Santo Tomé-, teniendo entre ambos numerosas luchas que hostigaron a la misma durante el siglo XV. Estas guerras fueron protagonizadas por familias de la nobleza que, al querer obtener el control y dominio de esta ciudad, se hallaban enfrentadas a muerte.

Las luchas internas de estos dos grupos aterrorizaron a los habitantes, además de ayudar a que Salamanca se encontrara estancada, sin poder prosperar durante varios años. Las familias Solís, Maldonado, Manzano y Monroy, entre otras, se inmiscuyeron en un camino de luchas sin fin, todo por haberse empeñado en tener la absoluta hegemonía.

En el año 1465 ocurrió en Salamanca un trágico suceso. En el juego de pelota hubo una disputa de tal calibre que combatieron a muerte los Manzano (del Bando de San Benito) contra los hermanos Enríquez, hijos de doña María (del Bando de Santo Tomé). Vencieron los Manzano que mataron a los miembros del otro bando. Al enterarse del desenlace, la madre de éstos, doña María persiguió a los asesinos de sus hijos hasta llegar a una posada en la ciudad de Viseu en Portugal. Allí sus hombres les prendieron y después les ejecutaron. Doña María mandó que les decapitasen después de muertos y regresó a su casa con las cabezas, que depositó en las tumbas de sus hijos enterrados en la iglesia de santo Tomé.

Este hecho generó más violencia y más combates, por lo que los enfrentamientos se prolongaron durante 40 años más.

Pasado este tiempo, el predicador agustino Juan de Sahagún consiguió que los bandos firmaran un pacto de paz y de concordia. La casa particular edificada hacia 1485, se encuentra en la plaza de los Bandos, en la ciudad de Salamanca, El escudo principal está sobre el balcón y lleva muebles heráldicos de Enríquez de Sevilla. El de la izquierda lleva las armas de los Monroy, las mismas que pertenecieron a doña María y el de la derecha, las de los Maldonado. Durante bastantes años del siglo XX la casa acogió las dependencias del Centro Farmacéutico Salamanca.

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