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jueves, 1 de mayo de 2014

CASA DE ALFONSO y MARÍA DE SOLÍS

Situada en la Plaza de los Bandos. Interior sin interés. Volviendo por la calle Concejo llegaremos a la Plaza de los Bandos, en la cual nos encontraremos junto al palacio de Maldonado Rivas y la Iglesia de San Benito esta casa también llamada la “casa de bodas de Felipe II” pues al parecer en ella se hospedo doña María de Portugal cuando vino a España para casarse con el que llegaría ser Felipe II. Fue construida a mediados del siglo XVI según puro estilo plateresco, con el blasón de los Solís encima de la ventana central, donde figura un sol circundado de rayos. Del primitivo palacio solo queda la ventana del primer piso de la calle del Concejo (donde están los escudos de los Solís, sostenido por dos sirvientes , de los Monroy y de los Rodríguez de Varillas) y una puerta con arco de medio punto flanqueada por columnas;  mientras que el resto es una reconstrucción neoplateresca y  fue realizada en 1.934 por Joaquín Secall como sede de la Compañía Telefónica., el autor del proyecto fue el arquitecto de la Compañía Telefónica José María de la Vega, integrando en ellos la citada ventana y la puerta preexistente. Sobre la puerta se abrió un balcón rematado en frontón y en las enjutas del arco se labraron medallones que representan a un charro y una charra. Este palacio destaca sobre todo porque en 1.543 se celebraron las bodas del futuro Felipe II con María de Portugal. Parece ser que la princesa se hospedo en este palacio, que en aquellos momentos pertenecía a María de Solís y Fonseca, casada con Diego Ruiz de Lugo,  mientras que el príncipe Felipe lo hizo en la casa contigua, en la calle Concejo, propiedad de Cristóbal Suárez, señor de Villar del Profeta, contador mayor y tesorero de Carlos V . Aunque también pudo hospedarse como algunos sugieren en el monasterio de san jerónimo o de nuestra señora de la victoria regentado por monjes jerónimos, fundado por el caballero zamorano Francisco de Valdés, en 1.490,  hermano del por entonces obispo Diego de Valdés. Desaparecido durante la segunda mitad del siglo XIX, se dice que fue uno de los más hermosos edificios de Salamanca, con un claustro plateresco. La balaustrada que remata este edificio en otros tiempos debió ser un mirador. Pertenece a la Universidad. 

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