Declarado monumento por Real Orden del 15 de abril de
1935, Plaza de las Agustinas, esquina calle Ancha. Horario de culto
En la plaza de
las Agustinas esquina a la calle Ancha encontraremos la
iglesia de la Purísima Concepción y el Convento de las Madres Agustinas.
Aunque tradicionalmente se ha creído que fue fundado por
Manuel de Fonseca y Zúñiga, VI conde de Fuentes y de Monterrey, en 1.598, para
dotar a su hija natural Inés de Zúñiga, debido a que deseaba profesar en un
convento, lo cierto es que su construcción se inició en 1.636 y doña Inés nació
en 1.640. No hay conformidad de cuando se comenzó a construir, algunos fijan el
año 1.598, con diseños de Juan Fontana, por iniciativa de Gaspar de Zúñiga,
virrey a la sazón de Nueva España, para retiro de su hija Catalina de Fonseca,
y que lo llevo a efecto, el VI conde de Monterrey, don Manuel de Zúñiga y
Fonseca, casado con Leonor de Guzmán, hermana del conde duque de Olivares
(estudio en Salamanca con una corte de 20 criados a su servicio) erigió la
iglesia como panteón familiar.
Su paso por Italia (ocupo entre otros cargos la Embajada
en Roma y el Virreinato de Nápoles) determino las características de las obras
de dicho edificio, que resultaron ajenas a la propia arquitectura española,
aunque no así el convento, totalmente de acuerdo con los cánones que regían en
aquellos momentos. Aunque el cronista Fr. Alonso de Villarino atribuye el
patronazgo a los condes y a una hermana terciaria llamada María de San Agustín
(1637) están impresas las escrituras otorgando en 1634 y 35 por el Conde,
Virrey y Capitán General entonces de Nápoles, formalizando la fundación,
dotación y patronazgo conforme la bula pontificia de 1630, en ella consta que
el anterior nombre de Santa Ana que llevaba el convento se trocaría por el de
la Santísima Concepción de Nuestra Señora, y se asignaba una renta de 4.200
ducados, fue apoderado para esta contratación el Dr. Juan Melero y asiste como
testigo el ingeniero Curcio Zacarela.
El 17 de marzo de 1636 se colocó la primera piedra, y en
1841 las monjas tomaron posesión. Aunque la iglesia tardo más tiempo en concluirse,
pues el testamento del Conde, el 9 de noviembre de 1647, declara por ultima
heredera a su prima Inés de Fonseca y Zúñiga, hija de Baltasar de Zúñiga, bajo
la condición de gastar 2000 ducados cada año hasta acabarse la obra del
convento En diciembre de 1657 cuando aún no estaba acabado el cuerpo de la
iglesia, sobrevino la ruina de la cúpula por falta de cimientos por el gran
tamaño de retablos, relicario, coro y sacristía. Hasta 1676 no se puso remedio
cuando Bernardo Ordóñez de Lara, tesorero de la Catedral, dejo en su testamento
14.000 ducados para su reedifición y luego la condesa Inés de Zúñiga, con poder
de su marido Domingo de Haro, concertó en 1680 la obra del primer cuerpo
ochavado, antes fue redondo, de media naranja y demás obra que faltaba, con
Antonio de Carassa arquitecto y renta de 272.424 reales. Todo se concluyó en
1.687 abriéndose al culto la iglesia, en 1746 y debido a un rayo se volvió a
arruinarse la media naranja, y para rehacerla tuvo que tomar prestados del
convento 36.000 reales. Gracias a la
inspiración de Bassano es la única Iglesia española italianizante en estilo de
Vignola.
Además del plan de la obra, en Italia se ejecutó
una parte importante de la misma, como los retablos, el pulpito, los
enterramientos y la puerta central, todo ello realizado por Cosino Fanzago y
trasladado a España a través del puerto de Cartagena.
Se terminó en
1.685; según trazas de Bartolomé Pichiatti (arquitectura), con la colaboración
de Cosino Fangazo (tallado de mármoles) y Curzio Zacarela. De planta de cruz
latina, de una sola nave con capillas a los lados, la nave culmina en la gran
cúpula del crucero, levantada por Antonio de Carasa, después de que la inicial,
obra de García de Haro se derrumbase al año siguiente de ser construida. Es de
las llamadas de media naranja, sobre pecinas, rematada por un cupulino. La portada, vignoliana, obra de Cosino
Fanzago, son 33 metros de longitud que combinan mármoles italianos en gris
oscuro con sillares areniscos luciendo pilastras ornamentadas con puntas de
diamante. Encima un frontón recuerda al fundador.
La remata un escudo barroco de Monterrey de igual traza
que el situado bajo el pulpito de la Iglesia, también de jaspe igualmente obra
de Cosimo Fanzago.
También de este
mismo autor el monumental sagrario de lapislázuli, malaquita, jaspes y bronces
dorados y los retablos laterales realizados en 1.636 donde hay pinturas de
Giovanni Lanfranco, Máximo Stazione y Baglione. Además de estos artistas
Francesco Bassano y Cages, entre otros dejaron lienzos en la Iglesia.
En ella destaca especialmente el retablo
mayor, realizado por Fanzago en mármol blanco, constituido por dos filas de
columnas corintias, donde se enmarca uno de los conjuntos pictóricos barrocos
más importante de España, con la Inmaculada Concepción ejecutada por José de
Ribera en 1.635. Es una Virgen en apoteosis, entre nubes, con manto azul de
amplios vuelos, rodeada de Ángeles y símbolos marianos. Es un lienzo de 5,04
por 3,30 metros., y reza” Julepe de Ribera, español, valenciano F.1.635”
También son de Ribera la Piedad que se encuentra en la parte alta del altar
mayor, y los cuadros del retablo del crucero que representan a San Agustín y
San Jenaro (este último fue encargado por el conde en 1.631 tras la erupción
del Vesubio, que aparece al fondo del lienzo) y la Adoración. El retablo esta
coronado por un crucifico y las estatuas de la Magdalena, San Juan Bautista y
Santiago Apóstol hechas en mármol italiano. El tabernáculo chapeado en
lapislázuli malaquita y jaspe sobre bronce, obra del bejarano Juan Bautista
Chapuz. A cada lado del altar mayor están las estatuas orantes de los condes
(en el lado del Evangelio la de Manuel Fonseca de Zúñiga y en el de la Epístola
Leonor de Guzmán) hechas en mármol de Carrara por Giuliano Finelli y traídas de
Italia en 1.637 y enmarcados en nichos marmóreos proyectados por Cosino
Fanzago.
Por lo que
respecta al Convento
cabe destacar las puertas exteriores, obra del siglo XVIII con imágenes de la
Virgen y San Agustín, intervino Juan Gómez de Mora en el siglo XVII mientras
que las portadas fueron diseñadas por Joaquín de Churriguerra en el siglo
XVIII. El cimborio o
cúpula es llamativa, tanto
por fuera como por dentro, y se inspiró en la del Escorial, la primitiva se
vino abajo a finales de 1.657, después de reconstruirla un rayo volvió a llevársela por delante, en
1.746 se levantó la actual con dirección de Setién Güemes.
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