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sábado, 4 de octubre de 2014

LA CLERECÍA - REAL COLEGIO DEL ESPÍRITU SANTO

La iglesia horario de culto. Resto lunes a viernes 9 a 13,30 y 16,30 a 20,30 sábados 9 a 13 y domingo y festivos cerrado 
Situada en la calle de la Compañía (antes Santa Catalina) esquina a la calle Serrano, enfrente de la Casa de las Conchas se encuentra el antiguo COLEGIO REAL DE LA COMPAÑÍA DE JESUS o COLEGIO REAL DEL ESPITIRU SANTO llamado comúnmente CLERECIA es un conjunto arquitectónicos de proporciones grandiosas que engloba la Iglesia y la actual Universidad Pontificia fundada en 1940.
Si bien la llegada de la Compañía de Jesús( Los Jesuitas) a la ciudad tuvo lugar en 1548 con la presencia de los padres Miguel de Torres, Pedro Sevillano y Juan Bautista de Solís, no obstante, la fundación se debió a la piedad de la reina Margarita de Austria (nieta del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Fernando I y prima del rey Felipe III), tras la visita que realizo con Felipe III a Salamanca el 27 de junio de 1600, legando 80000 ducados y otras mandas en 1611 , celosamente cumplidas por Felipe III (1578-1621) en contra de la opinión de la ciudad; los monarcas conocieron el colegio que la fundación, del año 1547,que tenían en el barrio de San Vicente (junto a la iglesia de San Blas, permaneciendo allí hasta 1665 en que pasaron al colegio nuevo), actualmente Colegio Maestro Ávila, la reina impresionada por el ambiente de trabajo y estudio fijo en su testamento (redactado en septiembre de 1601 dado su avanzado estado de gestación) el legado citado. Tras su fallecimiento en 3 de octubre de 1611, y en 1616 se eligió el lugar donde posteriormente se edificó., un lugar de unos 20.000 m2, en el solar donde estuvo la Plaza del Concejo o de don Giralt, que después se llamó de Santa Catalina, debiéndose demolida la iglesia de San Pelayo y la capilla de Santa Catalina, además de la plazuela y la calle del mismo nombre. De esos 20.000 m2 solo se pudieron construir 7.000, aunque su grandiosidad es patente, con sus 906 ventanas, 520 puertas interiores y los 226 kgrs. que pesaban las llaves de sus cerraduras.


Se comenzó a edificar el 12 de noviembre de 1617 sobre planos del arquitecto Juan Gómez de Mora,( sucesivamente Simón de Monasterio, Juan Moreno, Alonso Matías, Pedro Sánchez, Alonso Sardina y desde 1642 Pedro Mato) discípulo de Herrera, pero como las obras se prolongaron durante más de 150 años buena parte del edificio es churrigueresco y en él, además intervinieron arquitectos de la talla de  fraile Pedro Mato, a quien se le debe la descomunal cúpula y parte de la iglesia, Joaquín de Churriguera que debió levantar el claustro pequeño destinado a la comunidad jesuítica y que fue destruido durante la Guerra de la Independencia y Andrés García de Quiñones que fue quien se encargó de rematar la fachada de la iglesia con las dos torres y la espadaña y quien finalizo su imponente claustro barroco del denominado entonces Colegio del Espíritu Santo (hoy Universidad Pontificia), aunque la última parte parece que fue obra de su hijo Jerónimo, con una composición retablista que incluso rebasa la línea de cornisa. La planta articula una U en torno al gran Claustro de los Estudios.
 En templo aun sin sus torres, se inauguró el 4 de febrero de 1665, y se había iniciado en 1617, trasladándose los padres desde el edificio del barrio de San Vicente, permaneciendo en el nuevo colegio hasta el 2 de abril de 1767, fecha en la que por orden de Carlos III debieron abandonarlo por ser expulsados de España .La iglesia y la sacristía fueron cedidas a la Real Capilla de San Marcos en 1769 , una de las alas a los irlandeses antes de instalarse en el Colegio Mayor Arzobispo Fonseca, y con la otra en 1779 el obispo Felipe Beltrán Casanova , sobre la puerta destacan las bandas de Beltrán en el primer cuartel y el águila de Casanova en el segundo, también un sombrero episcopal y borlas situados a ambos lados del escudo, la mitra y el báculo símbolos de su dignidad;  que  fundo el Real Seminario de San Carlos. Posteriormente en 1.854 lo volvieron a ocupar los jesuitas, aunque desde 1.940 es sede de la Universidad Pontificia.
 Si bien todo el conjunto se articula en torno al gran claustro, en forma de U, no obstante, lo más destacado es la Iglesia. Constituyen la portada tres cuerpos verticales. Uno inferior, fue levantado antes de 1648 y se siguió en lo esencial el proyecto ideado por Gómez de Mora, a la muerte de este en 1648 se hizo cargo de la obra Pedro Mato; en el que seis gigantes columnas corintias adosadas( las de los extremos sueltas y las del centro pareadas) abren las tres puertas rectangulares del templo, superada la del centro por una hornacina con la estatua de San Ignacio de Loyola sosteniendo un libro en las manos( cuando fue adjudicada a la Clerecía de San Marcos se le añadió un león para convertirlo en un San Marcos) mientras que por encima de este, se encuentra otro cuerpo superior separado del anterior por una gran cornisa, sobre la que se asienta otras seis columnas que en su estructura guardan el mismo orden que el cuerpo  bajo. En este, correspondiente al vano central, sobre la puerta principal se abre una gigantesca ventana coronada por un frontón con un medallón en el tímpano, y en los lados hay escudos sobre los que se encuentra la corona real.
Sobre este segundo cuerpo se asienta una balaustrada, Andrés García de Quiñones a mediados del siglo XVIII proyecto las dos torres en los ángulos y espadaña en el centro, la cual ofrece un relieve de la Asunción de la Virgen y las figuras reales de Felipe III y doña Margarita de Austria. Este cuerpo, el más barroco de los tres, es obra de Andrés García de Quiñones y parece ser que la parte alta de las tres torres es la había diseñado para el Ayuntamiento y que finalmente se suprimió. Este arquitecto además realizo la escalera, el paraninfo y el claustro de este edificio.
Las torres que están formadas por dos cuerpos superpuestos, se levantan sobre el pavimento del templo unos 72 metros. Están rematadas en linternas ochavadas, con una cúpula en cuyo exterior hay un pedestal octágono con grandes ventanas, casquete semiesférico y linterna coronada por una pequeña cúpula, en la que se asienta una cruz.
 Esta cúpula fue realizada por Pedro Mato, quien en este punto no respeto los planos de Gómez de Mora, resulta desmesurada , pues su altura es superior a la de la nave del templo, y a pesar de algunos de sus originales elementos decorativos, su autor no debió calcular con precisión adecuada ni sus fuertes empujes ni su peso total, ya que desde que se finalizó en 1.651 ha necesitado ser reparada, reforzada, o aligerada en varias ocasiones siendo la última vez que esto se hizo a comienzos de los años 80. 
El interior del templo, típico de la Contrarreforma y dispuesto para la predicación, dispone de una nave central y dos naves laterales estrechas dedicadas a capillas. Mide unos 60 metros de longitud, tiene planta de cruz latina, del tipo jesuítico, y el crucero se cubre por una cúpula de grandes dimensiones apoyada sobre pechinas y decorada con escudos, de 51 metros de altura, el doble que la nave.
  El retablo del altar mayor es de Juan Fernández, ayudado por Manuel de Saldaña; está dedicado al Espíritu Santo y sus grupos escultóricos muestran, en la parte alta a San Ignacio de Loyola escribiendo las Constituciones de la Compañía que le son dictadas por la Virgen y en el centro la venida del Espíritu Santo. Hay además cuatro figuras de doctores de la iglesia en las calles laterales y los evangelistas sentados en la cornisa que sustenta el cuerpo alto. Las esculturas fueron obra de Juan Rodríguez y Juan Peti. El primero de estos debió ser también el autor de las esculturas de los retablos del crucero. El derecho está dedicado a San Ignacio de Loyola y el izquierdo a San Francisco Javier y en ambos relieves narran momentos de la vida de los dos santos.
Entre los restantes retablos merece destacarse el de San Estanislao de Koska, que si no fue realizado por Joaquín de Churriguerra, es al menos de su escuela, y que destaca por su magnífico dorado y su fondo imitando mármol. Tienen también interés, por ser anunciadores de la estética rococó, los dos idénticos retablos dedicados a la Visitación de Nuestra Señora y a Santiago Apóstol que fueron diseñados por Andrés García de Quiñones.
 En la sacristía de enormes proporciones, se puede admirar una de las obras escultóricas más notables del siglo XVIII de Luís Salvador Carmona, datada en 1.760 que representa a Jesús Flagelado. También hay lienzos del taller de Rubens que representan la vida de San Ignacio de Loyola, de Melquisedec y de la reina de Saba.

 El claustro, denominado de los estudios obra también de García de Quiñones, aunque es posible que en sus inicios la obra fuera emprendida por Juan de Setién Quemes;  es una de las realizaciones más completas del barroco europeo y una de las mejores muestras de su grandiosidad. Las colosales columnas se levantan sobre altos pedestales, dando al conjunto monumentalidad y dinamismo. Si bien por la puerta principal se accede a el primer piso, lo que ha hecho que este más cuidado en sus detalles que los restantes (un detalle que resalta en la incorporación del hierro a los balcones del patio en sustitución del balaustre pétreo) también hay que destacar los balcones y ósculos apaisados del primer piso, que dan a un ático con ventanas separadas por pilastras. Las dos últimas plantas son cerradas, abriéndose tan solo al patio por medio de balcones y de claraboyas ovales situadas sobre los balcones de la segunda planta. La escalera que comunica las distintas plantas del claustro, cuyos tramos se apoyan en bóvedas de arco rebajado, la realizo Andrés García de Quiñones entre 1730 y 1740.Esta inspirada en la de domingo de Soto del Convento de San Esteban. Su caja está cubierta por una bóveda de paños cuajados de estucos, follajes y escudos policromados de Felipe III y de doña Margarita de Austria. La portada del colegio estaba sin concluir en el momento de la expulsión de los jesuitas de España, dictada por Carlos III en 1.767. Es obra de Jerónimo García de Quiñones. Tiene un cuerpo bajo con acceso, enmarcado por orejeras y flanqueado por pilastras con retropilastras; abundante decoración vegetal, ocultos y recortes, mientras que en la parte superior hay estiotes, volutas, motivos carnosos y escudo

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