Horario de actividad académica.
Situado en la plaza de Anaya, se
encuentra este grandioso edificio que fue fundado en 1401 para estudiantes de
Cánones y Teología por Diego de Anaya y Maldonado miembro de una de las
familias más ilustre de la ciudad (obispo de Tuy en 1384, de Orense en 1390, de
Salamanca en 1392, y de Cuenca en 1408, arzobispo de Sevilla, embajador de
Castilla en el Concilio de Constanza y ayo y maestro de los hijos de Juan II de
Castilla; también como los arzobispos Fonseca buen amador de mujeres, con doña María
de Orozco tuvo dos hijos.
Quedo constituido definitivamente en 1417
cuando ya era arzobispo de Sevilla, convirtiéndose en modelo de los demás
colegios universitarios españoles .Inicialmente se llamó colegio mayor de San
Bartolomé o de Anaya.
Recibió este nombre porque se edificó en
el solar que ocuparon el antiguo Palacio Episcopal y la Iglesia de San
Bartolomé el Viejo.
Pasaron por este colegio San Juan de Sahagún,
El Tostado, Palacios Rubios, Pedro de Gasca, así como 8 cardenales, 30
arzobispos, 101 obispos.
La fachada del primitivo colegio era de ladrillo y
de aspecto humilde, lo que no estaba en consonancia con la Iglesia de San
Bartolomé y la Hospedería edificaciones situadas a ambos lados del colegio y
realizadas por los hermanos Churriguera en el siglo XVIII. Quizás por esta
razón en 1762 se inició la construcción del edificio actual, conocido por
palacio de Anaya, concluyéndose las obras en 1768 El proyecto es de José de
Hermosilla, mientras que Juan de Sagarvinaga dirigió las obras.
De estilo neoclásico, el pórtico está compuesto por cuatro columnas
cónicas sobre las que se asienta el frontón triangular en el centro de la
fachada, que está adornada con balcones, ventanas, y balaustradas, con el
escudo del fundador sobresaliendo del edificio.
El patio interior es de doble galería de 16
columnas dóricas en la planta inferior y de orden jónico en la superior.
Es de destacar la escalera que une ambas plantas, en el último
rellano un busto de Miguel de Unamuno realizado en bronce por Victorio Macho,
en los años 30 del presente siglo. En el piso alto está el Aula Magna que
alberga dos cuadros de Felipe V y Carlos III pintados por Antonio González
Ruiz. En el patio se alterna el gris del granito con el tono dorado de la
piedra arenisca.
Su biblioteca llego a ser la más importante de la
ciudad y el reglamento del colegio estableció el mantenimiento de un «bobo» para distracción de sus
residentes, el cual tenía la misión de realizar bromas, tocar instrumentos
musicales y cantar; parece ser que este es el origen de los «tunos», cuando otros estudiantes
organizaron, al modo de los tunantes
bobos de San Bartolomé, rondas festivas por la ciudad.
Adosada
al Colegio (Palacio), a la derecha de este, se encuentra la HOSPEDERÍA DE ANAYA (conocida vulgarmente por Caballerizas)
que según parece, fue ocupada por estudiantes pobres que se pagaban los
estudios trabajando de sirvientes de los colegiales nobles y ricos. Fue obra de
Joaquín de Churriguera y su fecha de construcción es anterior al Colegio, ya
que se realizó en los primeros años del siglo XVIII. El exterior del edificio
se caracteriza por el empleo de rejas de hierro que cubren las diez ventanas
inferiores y hacen de balaustres de otros tantos balcones de la planta
superior. La fachada principal consta de dos pisos con ventanas y balcones
enlazados por pilastras cajeadas de gran sobriedad. En contraposición el
pequeño patio que tiene la particularidad de que dos de sus lados están
inconclusos, es retrogrado ya que los arcos campanéeles y los medallones del piso
superior recuerdan a ejemplos salmantinos del siglo XVI como el Colegio del
Arzobispo Fonseca y por lo tanto su diseño no es barroco en sentido estricto.
La portada, casi austera para ser barroca, está adornada por un frontón partido
que contiene el mismo escudo que aparece en la fachada del colegio. En el
interior la Hospedería dispone de un patio cuya decoración, aun influenciada
por el plateresco, no llego a concluirse.
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